El sentido de la dirección de la Gran
Transición.
Hemos
explicado que todo es señal del sentido
del desarrollo del diseño divino, no importa que nos parezca positivo o
negativo. Así va con el Covid 19. Hemos explicado que se trata de un ajuste de la humanidad a la evolución de
este diseño para la humanidad. ¿Pero quién de nosotros, quien de aquellos
que son considerados como responsable o aún más, maestro espiritual de la
humanidad, conoce en profundidad el sentido de la voluntad de este diseño, ya
para sí mismo y además para todos los otros?
Ya hemos
mencionado que cada elemento de la manifestación tiene un sistema de
resistencias o de inmunidad en función de su nivel de materialización de la
conciencia, tanto de sí mismo como del conjunto. Así, cada ser humano depende
de un sistema inmunológico material,
pero también espiritual. Se desarrolla a partir de una cadena de diferentes
experiencias en su entorno específico de sus encarnaciones. Se adapta más o
menos a las influencias de las condiciones físicas, emocionales, mentales y
espirituales interiores y exteriores según
la sensibilidad de su corazón. Cada uno de estos niveles o capas genera una
vibración específica. Se reflejan en las distintas capas de nuestra aura o
campo electromagnético. Este conjunto forma un cuerpo de luz, el vestido blanco
(Apocalipsis) de nuestro unión
(Merkabah) con el Todo. La vibración de este conjunto determina el nivel de
realización de nuestra conciencia a través una radiación luminosa específica, más y más blanca e intensa según
nuestra unión con el Gran Todo. Refleja la
intensidad de nuestra relación con
el principio dinámico, el alma, de nuestro
Ser Spiritual Superior.
Si los
distintos cuerpos, que se reflejan en la calidad luminosa del aura, presentan vibraciones
demasiado apartadas en algunos o más lugares, por ejemplo colores alterados u
oscuros, es la indicación de debilidades
o desequilibrios que afectan a la calidad del sistema inmunológico, más o
menos en cada nivel. Así, una debilidad emocional provoca debilidades físicas,
pero también mentales y espirituales. Todo
está relacionado e interactivo. De su
armonía depende el grado de tolerancia para poder integrar nuevos elementos,
hasta ahora no experimentados. El grado de esta unión harmoniosa determina también
como y cuando el potencial del
mantenimiento y desarrollo de nuestro equilibrio material y espiritual pueda
liberarse. Esto significa que este potencial no está disponible para todos
debido a su situación y a sus condiciones materiales y espirituales. Sin
embargo, hay que señalar que la fuerza del espíritu puede superar las
debilidades del cuerpo según el principio de que las vibraciones superiores
superan a las vibraciones inferiores. Es una cuestión de evolución y receptividad
espiritual.
Pues, somos
como antenas que captan y clasifican informaciones según nuestra sensibilidad sobre
una escala de diferentes ondas, más o menos luminosas, que transportan estas informaciones.
Por un lado, hay lo que es asimilable o ‘injertable’
como familiar o ‘familiarisable’ a
nosotros mismos. Por otro lado, hay lo que es inadaptable a nosotros mismos, y sentido
como agresión de intrusos irrespetuosos para nuestros cuerpos, como los virus,
bacterias, parásitos y moléculas ajenas. Lo mismo puede decirse de las
emociones, pensamientos y realidades espirituales.
El agua es la base de nuestras vidas. Es
nuestra substancia básica vital. Nuestro sistema inmunológico está muy
relacionado con nuestro sistema
linfático y sanguíneo. Las linfas forman un medio acuático que reacciona
según nuestra sensibilidad (y pureza de sus aguas) relativa a todas estas
informaciones. Lo hace, entre otras cosas, con los glóbulos blancos y con una memoria inmunológica cuya capacidad
parece estar relacionada con la calidad de nuestro ADN. Quizás tengamos que
hacer preguntas sobre la cualidad de
nuestra sensibilidad y el impacto de
la calidad de nuestras relaciones. La orientación positiva de nuestra
sensibilidad determina la capacidad de
nuestros cuerpos-antenas para atraer información bastante positiva y ver las
informaciones negativas, que nos llegarías, como lecciones que iluminan la necesidad de cambio. Todo mal significa
un aislamiento con la armonía
interactiva del conjunto, una falta de acuerdo. Es como la pieza de un
puzle que no encuentra su lugar justo.
Con una
sensibilidad negativa, nos cortamos de las fuentes de la luz y de la verdad de
la vida. En este estado atraeremos la oscuridad de las fuerzas destructivas correspondientes
que conducen hacia la construcción de
mentiras. Con una sensibilidad
positiva, las informaciones son fuente de
revelación de verdad. Se muestra
naturalmente de sí mismo como un libro abierto. No necesita argumentos para
convencer. Esta lo que esta, inalterable. Atrae las fuerzas de la transformación creativa, ya que
afecta a la evolución de la armonía de las relaciones en la unión de nuestra
esfera planetaria y cósmica de vida. Nuestra comida vital no es solo una
cuestión física, sino también una cuestión de calidad de la luz.
Notas:
1. Como ha demostrado
Masuru Emoto, la calidad de las ondas vibratorias se refleja en el grado de
belleza de la estructuración del agua. Sabemos que nuestro cuerpo contiene casi
un 65 % de agua, cantidad que disminuye con la edad. Esto conlleva el riesgo de
una disminución vibratoria de nuestro cuerpo físico y, por tanto, de una
debilitación de nuestras defensas por falta de corrientes líquidas suficientes para irrigar correctamente todo el cuerpo. Es
evidente que nuestra defensa inmune depende de la pureza de nuestros cuerpos y
en primera instancia de sus aguas. Las linfas transportan las vibraciones de
nuestras emociones (Vodder/se tardó tiempo en que el drenaje linfático fuera,
al menos parcialmente, reconocido). Son investigaciones aprobadas por el médico
inmunólogo Jacques Benveniste, investigador en el CNRS ("Memoria del
agua", 1988). Es un enfoque importante para situar el campo de cultura y
desarrollo del coronavirus que la mayoría de los científicos actuales todavía olvidan
o todavía no aceptan en su campo de investigaciones. Con demasiada frecuencia
nos quedamos atrás de los hechos que nos ponen en peligro. Así que correremos por detrás de los problemas en lugar
de prevenirlos, lo que genera fácilmente miedo e incluso pánico en lugar de
confianza y esperanza.
2. El filtrado
mental, a menudo inconsciente a base de atracciones, preferencias o reglas
estrictas, de nuestra sensibilidad no permite ver toda la información necesaria
para prever la evolución de las condiciones de nuestra vida. Por lo tanto, nos
sorprenden los imprevistos y no estamos preparados para hacer frente, ya que
nos faltan las bases esenciales. Somos como una vieja variedad de cepas en un
campo de vid, no preparados para nuevas condiciones climáticas. Aunque tenemos
la posibilidad, nos falta la abertura
para absorber los cuidados del dueño que ve los cambios y trata de adaptarnos
para que nos mantenga la forma para seguir producir uvas que darán vino aún
mejor.
3. Una cosa asombrosa
se revela cuando se acerca el fundamento de nuestro cuerpo físico a la energía de
la geometría sagrada de nuestro espíritu encarnado. Su elaboración energética
de base corresponde a nuestro cuerpo de unión, o Merkabah, que puede
representarse, entre otras cosas, como un cuboctaèdre.
Cuenta 24 aristas (8x3= 24; el infinito de las conexiones del
triple aspecto (triángulos) del movimiento de la energía universal: esencia
espiritual (esprit), principio dinámico (alma) y manifestación (cuerpo); 12 vértices (o
vórtices: remolinos; la conciencia de unión de la energía universal que se
expresa a través 12 modos de expresión de movimiento circular como los 12 signos
celestes zodiacales) y 14 caras (la polarización de los 7 rayos o 7
aspectos de la energía universal por medio de 8 triángulos (8x3=24) que se unen
en un acuerdo general a través de 6 acuerdos (o cuadrados 6 x 4= 24) campos de
interactividad; un cuadrado es formado por 2 triángulos lo que hace 6x2=12); 14
es también el nombre de la armonía y de la polarización de los 7 cuerpos, rayos
o niveles básicos de la manifestación. Nuestro ADN tiene 23 pares de cromosomas
y un par "trascendente o etérico". Este último es formado por el acuerdo del conjunto o la unión de los cromosomas de los 23 pares, lo que
equivale a 24. Es luz no directamente visible, solo mediante el acuerdo del conjunto
que se refleja en la globalidad de la salud de una persona. Lo mismo sucede con
el acuerdo entre las tres dimensiones de la manifestación. El acuerdo es la
cuarta dimensión, pero su aspecto de unión invisible trasciende al mismo tiempo
las otras tres de manera etérica.
En una persona sana de cuerpo y mente, su vibración
es naturalmente mayor que los intrusos. En este caso, no tienen la suerte de
crear grandes desórdenes. De ahí la importancia de la calidad vibratoria de lo
que se come (Escala
Bovis: vibración de una persona = 10.000-15.000UB y más, virus = 4.000-5.000UB;
fruta no fresca 3.000UB).) Cuanto más baja la vibración de nuestro
estado de salud general, más requisáremos nuestro sistema inmunológico para
enfrentar a intrusos o enemigos y, si es necesario, librar como una batalla de
guerra. A partir de ese momento aumenta el riesgo de perderla por agotamiento,
o por falta de poder dominar al no poder mantener una vibración bastante alta.
Las condiciones vibratorias del medio ambiente pueden desempeñar un papel
importante en esta batalla. No se trata solo de una cuestión puramente de
reacciones químicas. Se trata del estado general de la persona en relación con la
sensibilidad de su corazón para la fuerza
superior trascendente del alma de su Realidad Superior. El cuerpo físico no
es más que el reflejo de cómo entendemos esta realidad superior para llevarla a
la práctica. El gran problema de la ciencia es no tener cuenta de esta fuerza trascendente.
Curiosamente, la ciencia no parece poder tener en
cuenta esta fuerza interactiva trascendente que forma parte de la transmisión
de información de cualquier forma de energía. Por eso no puede comprender todas
sus sutilezas (plasma, homeopatía...). Su progreso hace olvidar lo esencial y alimenta
el orgullo de que todo sería una cuestión de dominio de técnicas, pero el ser
humano no es el puro resultado de técnicas o de reacciones químicas. Es el
reflejo de estados de alma que no
corresponden a ninguna técnica, sino a
la ley de relaciones justas según la
fuerza de amor recibida en el corazón e integrada en los diferentes cuerpos. Por ello, todas las
pretensiones y pruebas de la ciencia nunca son ciertas en absoluto, ya que
pueden superarse en cada momento cuando las condiciones cambian (miremos lo que
se decía sobre la aspirina y el paracetamol antes y ahora). Además sabemos que
cambiamos la naturaleza de un objeto por nuestros investigaciones.
Esta estrecha visión de la ciencia hace entender
por qué las medicinas nuevas, más simples o naturales y hay veces muy ancianas,
son rechazadas sin pruebas. Por el contrario, podemos saturar nuestro medio
ambiente con los 5G para nuestros móviles sin tener un conocimiento serio de su
impacto vibratorio en el ser humano o se impone los contadores Linky negando sus efectos adversos.
El ignorar el aspecto transcendente de la energía
es en realidad una actitud
anticientífica pero devuelta por grandes intereses
financieros, ocultados detrás del lema de los beneficios del progreso.
En nombre de
un objetivo concreto, todo es justificable, sobre todo cuando se trata de
intereses "financieros". El Covid 19 se situaba primero en China
en Wuhan, ciudad de demonstración oficial de cubertura 5G (Dr. Thomas Cowan).
El 5G no es la causa del virus. Pero,
sabemos que las ondas electromagnéticas influyen en la sensibilidad del cuerpo
humano, cuyo sistema inmunológico depende de él. La fijación del progreso
político, social, económico, profesional, científico y sanitario se reduce a
técnicas y dinero que pretenden resolver y dominar todo. Sin embargo, cada día
se demuestra que el control del equilibrio de la vida nos escapa, costa cada
día más, provoca cada vez nuevos problemas, más división y más disgusto en el
orden social. Se crea un clima cada vez más pesada. Necesita cada vez más
normas que ahogan el libre albedrío y el sentido de responsabilidad de cada uno.
Su desarrollo requiere más compromiso, es más complicado y sin un rendimiento
económico directo.
Sin embargo,
la sucesión de las crisis actuales empiezan despertar la conciencia de algo
esencial que hemos olvidado: la necesidad
de unión y solidaridad, puesta en peligro por el sistema individualista que
predomina en el mundo. Por la fuerza de la urgencia, la memoria nos recuerda que somos seres sociales y que nuestro
destino está vinculado entre nosotros. Por lo tanto, nos veíamos obligados en
esta situación de crisis excepcional a aceptar una forma desagradable para
conseguirlo: el confinamiento (del
latín con-finia: con límites o finalidades comunes) por lo tanto reducción de
espacio o encierro. Es el colmo que nuestro mundo individualista, para
sobrevivir debe imponer lo contrario: encierro para permitir una forma de
adaptación mutua o armonización que restablezca el acuerdo de nuestra unión
perdido con la vida. Así a través nuestra separación individualista descubrimos
que el sentido del diseño de la vida en esta planeta es “unión solidaria de una fraternidad mundial” más allá de todas las
diferencias imaginables. Este pide armonía.
Ø
Ser en
armonía pide continuamente armonizarse. Es la primera llave para la paz
mundial. Armonizar es crear relaciones correctas con la vida. Es hacer todo
"para y por amor” y no luchar
"contra" por odio (oración de San Francisco de Asís). El “para” une,
el "contra" divide. “El que no
es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (lo esencial del estado de
unión crística del alma; Mateo 12:30 y Lucas
11:23)
La armonía (en
todos nuestros cuerpos) es la expresión
de la energía del amor de nuestro corazón: es la esencia de su función:
dinamizar la armonía en todos nuestros cuerpos. Es lo que nos da la paz. Es la
base de una buena salud de cuerpo y espíritu la que mantiene nuestra visión bastante abierta, clara y holística
o amplia sobre el conjunto del sentido de las manifestaciones de la vida.
Es también la base de relaciones más correctas con uno mismo, con el otro y con
el medio ambiente, garantía del buen funcionamiento de una sociedad.
Parece
demasiado simplista y abstracto. Sin embargo, la historia demuestra que es
inevitable. Si una sociedad no se armoniza voluntariamente, se ve obligada a
hacerlo por acumulación de las fuerzas reprimidas. Cómo era difícil, pero
inevitable para las clases superiores y privilegiadas de la sociedad aceptar la
democratización de la vida a causa de la revolución francesa o de las guerras
mundiales. Efectivamente, todo el mundo tiende a hablar y a convencer su punto
de vista únicamente a partir de la situación que vive y trabaja y, por tanto,
de la que come su pan. Por lo tanto, tenemos todos la tendencia a fijar nuestra
posición como más importante y tener pues el derecho imponer nuestra visión
como más valiente a la del otro y pues como
única solución, verdad y razón válida.
Tenemos que
interpretar las crisis actuales como fenómenos que volvían posibles gracias a los
cambios de las condiciones del tiempo que han acumulado muchas frustraciones.,
independientemente de sus origines. Reflejan el espíritu de división y
exclusión, que gobierna a la humanidad. Mucha gente parece aún no capaz de
hacer frente a las señales del plan divino de que el mundo cambia de vibración
con o contra su voluntad hacia una mayor unidad. El no armonizarse con estos cambios es vuelto una cuestión de
sobrevivir. Las crisis reflejan un estado de espíritu de guerra de eliminación
económica-técnica, inadaptado a las necesidades esenciales de la evolución
humana. En verdad, excluye el potencial de los ancianos y de personas que
pueden aportar juventud y sabiduría en beneficio de todos. Las crisis están el
resultado de la fijación de un sueño
demasiado limitado y finalmente irrealista porque no conforme a la energía
del corazón de la mayoría de los seres humanos.
Una guerra siempre oculta la verdad de
las verdaderas causas detrás de informaciones contradictorias. Inevitablemente,
esto despierta sospechas y la idea de conspiraciones. Sin duda, esto existe
como el espionaje durante la guerra. Sin embargo, dado el individualismo y la división
de intereses para dominar, no creemos que se trate de una organización
sistemática, aunque algunas personas sin duda intentan agrupar sus intereses
para hacerlos valer a toda costa. Por lo tanto, creemos que existen fuertes tendencias
de grupos manipuladoras, a menudo incoherentes e incongruentes, que intentan agruparse
para defender e imponer el crecimiento de intereses de naturaleza diferente. En
este sentido, existe en todos los niveles de la vida, tanto materiales como
espirituales. A veces es una forma de defensa, a veces de agresividad para
hacer valer la importancia de la visión estrecha de personas egocéntricas. Es la actitud de todo
ser humano que todavía no ha integrado suficientemente la luz espiritual de su
corazón.
Toda manifestación es al mismo tiempo vibración,
más o menos luminosa y tiene cierta longitud de ondas. Así, nuestra oscuridad o
inconsciencia es fuente de vibraciones bajas, debilidades, falta de
resistencias y conflictos en frente agresiones e imprevistos, por fin todo lo que
es extraño a lo que queremos y que estamos acostumbrados a vivir. En cambio, la conciencia es refleja de la luz y de vibración
más alta. Es una fuente de apertura, adaptabilidad, salud, equilibrio, paz
y compasión. Pero también pide coherencia, transparencia y verdad. Permite
ajustar nuestras relaciones más allá de nuestras fijaciones y divisiones. De
hecho, cuanto más aumenta nuestra frecuencia, más nos acercamos a la fusión de nuestros distintos cuerpos que
nos hacen trascender en la armonía de las relaciones de nuestro cuerpo de unión
(es científicamente el principio de la aceleración de las partículas) y los
distintos cuerpos de unión de la creación. La luz de la unión trasciende los
desequilibrios de la obscuridad. “La luz
en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”
(Juan 1:5) Es la experiencia iniciática que la humanidad está experimentando como
primer combate de su destino en su historia
(escatológico, libro de l’Apocalipsis) y esto en su alcance colectivo mundial.
A medida que
la luz trascendente se integra en nuestros diferentes cuerpos, nuestro nivel de
conciencia aumenta y se extiende con su luz correspondiente. Volvemos radiantes
como vestidos de blanco. Esta radiación depende de la longitud de onda de
nuestros cuerpos según nuestra conexión con los diferentes niveles del mundo
espiritual de unión. Al abrirnos, atraemos
la energía de estas realidades superiores que genera la iluminación de nuestra
conciencia correspondiente. Supone una buena alimentación e higiene de
vida, de un comportamiento equilibrado y relajado, de pensamientos positivos y
de una actitud creativa que proporciona el fondo material de un buen sistema
inmunológico. Por ello, el sabio sabe
prever y dispone de medios naturales y seguros que el espíritu demasiado
escéptico, a menudo demasiado interesado, oculto bajo sus banderas políticas,
sanitarias, científica u otras y pretende poder descuidarlos al ignorar sus
vibraciones. De lo contrario, la mala alimentación y la mala higiene de la
vida, el estrés, el miedo y las actitudes y pensamientos negativos, sin
preocuparse por remediarlos, el sistema inmunológico se encuentra demasiado
débil para defenderse.
El espíritu estricto y escéptico que
desvía sistemáticamente lo que no controla en el marco de sus convicciones es
causa de confusiones, inseguridad, desconfianza, rebeldía y por último de toda
clase de reacciones de incoherencia provocadas por una guerra de informaciones de todo horizonte. Perturban la verdad. La falta actualmente de mascarillas
protectoras contra el Covid 19nos parece un síndrome por excelencia de la falta
de verdad. Esta situación crea una atmósfera difícilmente controlable. Finalmente,
la esperanza nasce que estimula la capacidad de responsabilidad de cada uno por
necesidad. Las controversias, como ellas relativas al dióxido de cloro (Jim
Humble y Andreas Kalcker) o ahora a la cloroquinina (Eric Raoult), ilustran
bien este espíritu estricto y escéptico belicoso. Otro ejemplo es la quercitina
(en cebolla, ajo), una sustancia de defensa natural (Dr. Vogel, Dr. Michel
Chrétie). Es bueno que la comunidad científica esté buscando pruebas, pero no
que se bloquee cosas que los escapan por su forma estrecha de ver el sentido de
la vida. La ciencia no puede sino ser un aspecto material de una verdad y una
realidad más amplia.
Lo que está en
el pequeño está en el grande. Así, el buen funcionamiento de la humanidad se
asemeja al ser humano individual y viceversa a sus entidades colectivas. El
grado de armonía y de unión entre sus distintos miembros individuales y
colectivos determina sus posibilidades de hacer frente a los ajustes necesarios
para su evolución.
La primera lección fundamental que hay
que aprender sobre todo después de una pandemia como esta es: ¿cuál es la causa
de una falta de inmunidad en la humanidad?
Las causas se encuentran en la forma de expresar el sentido de nuestras vidas comenzando con nuestra comida, a menudo demasiado
artificial y química, y en algunas partes del mundo todavía salubre e
inadecuado. Pues,
hay la question de la salud emocional, mental y espiritual que estan intensamente
relacionadas a la manera de relacionarsnos y de comunicarnos.
Luego, el desastre económico que está
provocando el Covid 19 pone de manifiesto los problemas de desequilibrio del desenfrenado sistema de producción y
consumo a todo precio, basado en la dominancia de valores financieros cada
vez más virtuales o ficticios. Este sistema artificialmente inflado para poder
mantenerse, demuestra su gran fragilidad por la falta de control de los
recursos que se agotan, su dependencia de una producción a menudo demasiado
concentrada y cada vez más costosa porque cada vez más técnica. Después, debido
a los costes, muchos productos se han repartido
mal, además, sobre todo en caso de escasez, dependiente del precio del más
alto, al que gran parte de la humanidad no
tiene acceso por falta de medios. Esta situación se ve agravada por los
desequilibrios e injusticias provocados por la sobre-populación y sus concentraciones. Además, todo eso se basa en
un concepto de trabajo restrictivo,
a menudo inadaptado a las necesidades reales del equilibrio de la salud material
y espiritual del ser humano.
Por último,
hay muchos otros factores que hay que poner en tela de juicio. Sin embargo,
todo ello hace que aumente una situación de desconfianza y descontento mundial
sobre el sentido de la orientación que la humanidad está obligada de seguir aunque
una gran parte no recibe su parte. Este desequilibrio es la contrapartida que
se aleja del crecimiento económico,
que se parece cada vez más a una guerra
abierta.
Esta atmósfera
de estrés y angustia debería pujar incitar poner las preguntas esenciales. Amenaza
como una atmósfera pesada e inestable de agitación que todos captan, ahora como
une nube de contaminación o hay veces como nubes de polución y a veces como amenazas
conflictivas. Estas ondas da baja vibración pasan como el Covid 19 de uno a
otro, aparentemente sin poder controlarlo, como los medios de nuestras comunicaciones.
El confinamiento actual parece un llamado para que sintamos todas estas incoherencias
a fin de dar un paso atrás que la vida, tan cargado de ocupaciones apremiantes,
no permite. Afortunadamente, cada día hay más personas que empiezan a darse cuenta
de que un cambio profundo en nuestra forma de vida no solo es necesario, sino
sobre todo urgente. El mundo es en una Transición
Mayor hacia un nuevo orden más justo.
Todo lo que está sucediendo despierta la fuerza de una esperanza que lleva la
humanidad al despertar de una nueva visión más veraz y autentica
Todo esto
muestra el gran desafío actual de la humanidad: ¿Cuál es la cuestión esencial
que se plantea con urgencia? "LA HUMANIDAD
DEBE PASAR DE UNA VISIÓN INDIVIDUALISTA A UNA VISIÓN HOLÍSTICA DE RELACIONES
ARMONIOSAS individuales y colectivas. En la parte 3 veremos que es necesario
para conseguirlo y aplicarlo en la práctica.
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