“Al principio, el ser humano se enfrenta a sí mismo y el hecho de que parece tener que continuamente actuar para mantenerse. Luego, creciendo se hace más consciente de que necesita compartir su vida individual con otros para poder sobrevivir. Finalmente, convertido en adulto más sabio, comprende que el sentido de la vida es vivir cada momento en la alegría de la progresión de su unión de servicio para el bien de todo y de todos.”
Se decía que Dios y la ciencia debían encontrarse. Si reducimos el objeto de la ciencia a las apariencias de las manifestaciones materiales formales, este encuentro no podría tener lugar nunca. Pero cuando la ciencia descubre el sentido de su existencia en un campo unificado del potencial de una Inteligencia Unificadora y que La encuentra a base de las formaciones de la estructura interior compleja de la materia, todo cambia. (Nassim Haramein).
Se constata que hay una RELACIÓN CUÁNTICA inseparable entre el sentido supramental (espíritu) y cada forma manifestada (materia). Además, cada manifestación funciona en un mecanismo de transmisión de información inteligente de relaciones a través de diferentes niveles con "el todo”. Por lo tanto, toda expresión material tiene efectos que van mucho más allá de los resultados visibles.