En los billetes previos mostramos cómo la voluntad del plan
divino para la evolución de la tierra puede expresarse a través de códigos, a
menudo incrustados en la tierra, como reflejos de las energías del cielo. Si el
hombre los expresa conscientemente a través de esculturas o formas
arquitectónicas que mencionan a menudo una geometría sagrada, en su
inconsciencia no puede evitar que expresar estos códigos debido a que todo acto
humana es una transformación de la energía celestial. Lo que es arriba es
abajo. Cuando no es consciente de eso, lo hace a través de percepciones
intuitivas de oportunidades que indican por ejemplo qué terrenos a poner en cultura, donde construir una ciudad y
casas y donde trazar caminos. Todo eso recibe nombres convenientes pero puede
ocultar los sentidos más profundos de un
plan ocultado de transformación de energías celestiales recogidas y no
percibido conscientemente. ¿No es de la misma manera que damos nombres a
nuestros niños sin darnos cuenta de su impacto sobre su y nuestra vida ¿
La vista aérea nos
permite ver más fácilmente lo que escapa al ojo directo que sólo tiene la
visión de un horizonte limitado. Así sobrevolamos, a menudo con las técnicas
modernas, la tierra en la búsqueda de las relaciones entre sus distintas
regiones y también con el cielo. También lo hicimos a menudo para el entorno de
Caladroy dónde hemos vivido durante 15 años descubriendo las especificidades de
sus distintas superficies de cerca. Desde
arriba descubrimos poco a poco su
potencial y el papel que podría desempeñar en la transición del mundo actual.
Pero, a parte la unión de distintos datos, sentíamos que nos faltaba una señal
celestial más significativa. Y aquí que nosotros vino como un caballo alado que
se junta como suporte a las esculturas de las osas de Philippe Botollier que
muestran ya la entrada del castillo.
Durante uno de los últimos sobrevuelos informáticos, vemos
de repente la imagen de un caballo que surge del col de la Batalla, antiguo
frontera y lugar de batallas entre Aragón y Francia.
La imagen menciona un caballo de tinta clara como iluminado
por la luz blanca del nuevo sol. Eso nos hizo directamente pensar en uno de los
caballos que menciona el libre del apocalipsis para el final de estos tiempos y que mencionan la presencia del Espíritu
de Verdad del Cristo y su palabra o verbo, anunciado por Jesús (Juan 14).
Indicamos sobre una imagen de un billete previó que el centro Kalki (atributo
de Krishna, destructor de Kali Yuga), en el caballo celestial alado Pegaso, es
la puerta hacia el Grande Attractor Cósmico, el omega celeste. Se presenta el 1 de enero de cada año en llena
dirección este enfrente de forzó a Real en la alineación del dominio de Caladroy.
Curiosa incidencia que sugiera la
intención de un plan iniciático que va además de par con el paso de la cabeza
de la constelación del Cristo Cósmico, tal como se indica en el mismo billete,
sobre Força Real. Es el 21 de enero (principio del tiempo de acuario) el paso
de la estrella Capella y el 29 de enero para el centro de la cabeza, el centro
de síntesis del verbo del nuevo tiempo que corresponde con la vocación de
Caladroy (el día de 29 de enero 1945 sería la focalización de la bajada del
Espíritu Instructor del mundo sobre el maestro europeo de síntesis al final de
la segunda Guerra Mundial en 1945, noche del triple bombardeo de Berlín).
El ojo de este caballo correspondería entonces con la capilla de este castillo,
consagrada al Sagrada Corazón.
Inevitablemente la imagen del unicornio nos venía al
espíritu y efectivamente la conexión con la Cruz de Victoria indica la buena
dirección de su cuerno. Probablemente es una indicación para el cambio del eje
de la tierra. El cuerno penetra como una espada en la oscuridad de la masa
inconsciente para purificar las aguas de la vida por la renuncia a la dominación
de posesiones materialistas. El unicornio es el caballo iniciático de la
revelación divina. Simboliza la potencia de purificación del vehículo
espiritual de luz que acompaña al hombre, como Kalki El sonido
de esta palabra resuena en el espíritu del hombre como calco de su
origen, el Espíritu Uno Divino. Hemos pues también proyectado la constelación
del unicornio sobre la imagen que sigue.
Pues, es también la imagen de un caballo alado que salía a
la superficie. No puede ser otro que la evocación de Pegaso. Simboliza
la elevación espiritual, tema del salto cuántico
previsto para estos tiempos,
y la
victoria sobre el mal. El mal es claramente nuestra falta de visión holística, de
unión fraternal y solidaria o la falta de nuestro conciencia
de síntesis debido a la actitud escéptico de nuestro
mental concreto
con su lógica dualista,
a menudo incoherente con la realidad porque demasiado analítica, poco abierto a
la intuición para las realidades supramentales. Se asocia a este caballo a
menudo a la potencia consagrada de la esfinge que, como encargado de los
misterios de la vida, eleva también los seres en los aires más allá de la
muerte, las moradas luminosas de la inmortalidad.
Afectamos aquí el significado profundo del espíritu
verbo del verbo divino para estos tiempos. Implica entre otras de aportar la
enseñanza de los misterios de la vida más allá de la muerte. ¿No es esta señal
más que claro?
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